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EDITORIAL

Las nuevas tendencias de alimentación de la población se están desplazando decididamente hacia el consumo de alimentos más nutritivos, saludables y producidos a través de prácticas amigables con el medioambiente. En particular, se está privilegiando a los alimentos que aporten ingredientes funcionales que favorezcan a la salud de la población.

 

El reflejo de aquello es que hoy el mercado de los alimentos funcionales es un lucrativo nicho cuya proyección alcanza a los US$304,5 mil millones para el año 2020 con una tasa anual de crecimiento de 8.5% (1). En este rubro la participación chilena es escasa, aunque han ido en aumento, es así como en el año 2014 se exportaron US$ 274 millones (2) y en el año 2017 los ingresos por este concepto aumentaron a US$348 millones (3) y, se espera que siga creciendo. Sin embargo, hasta el momento las exportaciones nacionales en este rubro solo corresponden 2,0% del comercio global, lo que representa una gran oportunidad para desarrollar esta industria.

 

Por otra parte, la industria alimentaria y los organismos encargados de desarrollar políticas públicas, se han percatado de la gran oportunidad que ofrece el mercado internacional de los ingredientes funcionales. Al respecto, estudios de mercado realizados por el Ministerio de Economía (CORFO) y por la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) permitieron distinguir un grupo de compuestos que presentan ventajas competitivas para nuestro país; entre ellos destacan las proteínas, ácidos grasos polinsaturados (Omega3, y Omega 6), polifenoles (hidroxitirosol, antocianinas, astaxantinas entre otros), fibras (pectinas, fructosanos, betaglucanos), alcaloides (saponinas), terpenos (carotenoides, aceites esenciales).

 

A modo de ejemplo el mercado de las proteínas vegetales sigue en constate crecimiento, se estima que crecerá de US$ 10,3 mil millones en 2020 a US$ 14,5 mil millones para 2025 (4). A lo que se suman las nuevas tendencias que buscan urgentemente sustitutos a las proteínas animales. Por otro lado, el mercado de los polifenoles alcanzará valores de US$1.026 millones a fines del 2020 y el de los terpenoides ha sido valorado en más de US$500 mil millones. Esto se debe a que los terpenos como por ejemplo carotenoides, aceites esenciales, tocoles y tocoferoles, son muy demandados por la industria cosmética y del cuidado de la piel, debido a su efecto en la protección contra el envejecimiento y el daño celular causado por la exposición prolongada a la radiación UV. Adicionalmente, los terpenos son parte relevante del mercado mundial de sabores y fragancias, el cual se estima que crecerá a más de US$ 30 mil millones (5).

 

Basado en las tendencias del mercado y las oportunidades presentes en la Macro Zona Centro sur de Chile (corazón agrícola de nuestro país) y en particular en la Región del Maule, podríamos decir que en el CEAP navegamos en aguas muy favorables ya que, en nuestras proyecciones de investigación y desarrollo, hemos priorizado a cinco grupos de ingredientes funcionales vegetales: las proteínas, los compuestos fenólicos, las fibras dietarías, terpenos y alcaloides.

 

Más favorable aun si consideramos que los estudios que realizamos se sustentan en materias primas que abundan en la zona, como frutas y plantas nativas. A modo de ejemplo hoy estamos desarrollando proyectos de investigación en alcaloides como la boldina y algunos terpenos (ascaridol y p-cimeno) obtenidos desde hojas, frutos y ramas de boldo, pero además estamos comenzando a  trabajar  en  la obtención de proteínas a partir de las variedades locales de poroto, como alternativas a la proteína derivada de la soya y la carne, y estamos comenzando a sumergirnos en las proteínas del cáñamo, micoproteinas, proteínas de algas y plantas acuáticas, las que ciertamente podrían convertirse en nuevas alternativas productivas para la región.

 

En este nuevo periodo, y siempre con los sentidos puestos en la tendencia y oportunidades del mercado,  hemos concentrado igualmente nuestros esfuerzo en la obtención de ingredientes funcionales desde materias primas secundarias, también llamadas materias primas dedicadas o subproductos de la industria agrícola, un área que no deja de sorprendernos, pues lo que hemos hecho por ejemplo es recuperar compuestos de interés de esos subproductos, lo que ha direccionado aún más nuestro trabajo, confirmando que se trata de espacios de investigación que nos traerán más de una satisfacción.

 

En todas partes del mundo, las industrias de procesamiento de alimentos generan gran cantidad de subproductos, entre los cuales se encuentran la piel, pulpa y semilla de frutas,  restos de hortalizas y aguas proveniente del proceso industrial. Según información de ODEPA (6), en Chile se generan más de 1,7 millones de toneladas de residuos agroindustriales sólidos y más de 7 millones de metros cúbicos de residuos líquidos. Gran parte de estos residuos se concentran en la Región del Maule, generándose más de 100 mil toneladas al año de residuos sólidos y más de 1,6 millones de metros cúbicos de residuos líquidos al año.

 

El punto es que hoy poco o nada se está haciendo para valorizar estos residuos, de hecho, su disposición final es principalmente el compostaje (por ejemplo, reincorporación al terreno de cultivo o como sustrato para el cultivo de hongos y plantas), la alimentación animal y vertederos; y en menor magnitud la venta directa.

 

Como podrán darse cuenta hay tres aspectos que confluyen para sostener que el trabajo que estamos desarrollando en el Centro es coherente e interesante como motor de desarrollo regional y nacional. En primer lugar, la creciente demanda internacional por alimentos nutritivos y saludables; a nivel nacional, la implementación de nuevas políticas públicas que favorecen el crecimiento de la agroindustria y la investigación en ingredientes funcionales; y a nivel local, las oportunidades presentes en la región en relación a la producción agrícola primaria e industrial. La complementación de estos tres aspectos, permite prever un futuro alentador en relación al desarrollo de ciencia e innovación tecnológica para la industria de ingredientes funcionales vegetales. Ello ciertamente, generará nuevas alternativas de alimentación nutritiva y saludable, nuevos desafíos para nosotros como investigadores del Centro, y estoy seguro que el conocimiento generado en esta área, traerá también riqueza para la región y el país.

Basilio Carrasco Gálvez 

Director Científico CEAP

  1. Bogue, J., Collins, O., & Troy, A. J. (2017). Chapter 2—Market analysis and concept development of functional foods. En D. Bagchi & S. Nair (Eds.), Developing New Functional Food and Nutraceutical Products (pp. 29-45).

  2. Fundación para la Innovación Agragria, (FIA). 2017. Ingredientes fucnionales una nueva industria para Chile. INNOVA+AGRO N°5.

  3. Marin C. 2018. Ingredientes funcionales, la apuesta por la alimentación saludable. Camara chileno norteamericana de comercio. https://www.amchamchile.cl/2018/07/reportaje-ingredientes-funcionales-la-apuesta-por-la-alimentacion-saludable/.

  4. Markets and Markets. (2020). Plant-based Protein Market by Source (Soy, Wheat, and Pea), Type (Isolates, Concentrates, and Textured), Form (Dry and Liquid), Application (Food and Feed), and Region (North America, Europe, APAC, South America, RoW) - Global Forecast to 2025. https://www.marketsandmarkets.com/Market-Reports/plant-based-protein-market-14715651.html

  5. Lee, C.-M. (2016). Fifty years of research and development of cosmeceuticals: A contemporary review. Journal of Cosmetic Dermatology, 15(4), 527-539. https://doi.org/10.1111/jocd.12261.

  6. ODEPA. (2017). Estudio preparación de expedientes técnicos para la presentación y solicitud de autorización de alimentos nuevos o tradicionales de terceros países para exportar a la unión europea. Ministerio de Agricultura Oficina de Estudios y Políticas Agrarias.

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