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PRÓLOGO

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Para nadie fue fácil enfrentar este 2020, alejado de todo pronóstico, tuvimos que hacerle frente a una de las pandemias más agresivas que hayamos vivido en el último tiempo.

 

Nosotros no quedamos exentos al duro golpe que ha significado el COVID-19 para todos. En algún momento sentimos que sería difícil cumplir el camino trazado para este periodo, sentimos que la ruta se ponía pedregosa y que el sueño de convertirnos, en un corto plazo, en un Centro de investigación de excelencia, quedaría un poco congelado.

 

Sin embargo y gracias al ímpetu de nuestros sueños, la perseverancia, el fuerte trabajo de quienes colaboramos en este gran proyecto llamado CEAP y a la tecnología, vimos en esta crisis una tremenda oportunidad. Fue así como reestructuramos nuestra forma de trabajar y nos adaptamos rápidamente a esta nueva era donde lo digital se convirtió en nuestro mejor aliado.

 

De esta manera nunca perdimos el vínculo con la Agroindustria, nunca dejamos de atender a nuestros emprendedores, no cesamos en nuestro trabajo de transferir conocimiento. Jamás detuvimos la creatividad al servicio de proyectos innovadores y coherentes con las necesidades reales del sector agroindustrial, las demandas de mercado y a las oportunidades que el Estado puso a disposición para Centros como el nuestro.

 

Hoy, antes de terminar el año, solo podemos decir que nuestro trabajo valió la pena. Cerramos un ciclo con las mejores armas para enfrentar el 2021 y los próximos años.

 

Ciertamente los proyectos que comenzaremos a ejecutar marcan nuestras prioridades de investigación e innovación, pero también son una respuesta clara a lo que el mercado mundial de los alimentos está demandando. En estas nuevas tendencias, estamos conscientes que los ingredientes funcionales se han transformado en los grandes protagonistas de la industria alimentaria y cada vez más brillan aquellos con importantes niveles de proteínas de calidad, aquellos que contienen fibra dietaría y ácidos grasos poliinsaturados y que además aporten compuestos fenólicos con potencial antioxidante.

 

Considerando ese factor, pero también la tremenda riqueza regional que tenemos en el Maule (por la presencia de materias primas y cultivos endémicos generosos en estos compuestos), es que concentraremos nuestro trabajo en algunos grupos de ingredientes funcionales vegetales: las proteínas, los compuestos fenólicos, las fibras dietarías, terpenos y alcaloides.

 

En ciencia básica, tomaremos las riendas a través de la investigación enfocada en phaseolus vulgaris l., o más conocido por el común de los chilenos como nuestro querido Poroto. Los desafíos serán reconocer la raza chilena mediante la identificación genética, descubrir el potencial de variedades como alimento funcional y caracterizar compuestos bioactivos en las variedades locales. Todo ello de la mano de un amplio equipo de investigadores y tomando en cuenta la riqueza de la agricultura familiar campesina. Siguiendo la línea investigativa, pero con un enfoque marcado hacia la economía circular, haremos de los residuos de la agroindustria, una oportunidad para generar proteína de origen vegetal para el consumo humano, integrando a dos empresas regionales referentes. Además, continuaremos el trabajo comenzado en el 2020 en torno al Boldo, en conjunto con entidades científicas nacionales especializadas cultivos intensivos, propagación clonal en altas concentraciones de metabolitos secundarios, entre otros. Finalmente, nos dedicaremos a generar un punto de encuentro único en la Región de quienes trabajan en torno a los alimentos saludables conformando un Nodo de trabajo colaborativo para emprendedores y empresas, de forma tal de seguir apoyando y vinculándonos con los que apuesten por convertirse en protagonistas de la Macro Zona Centro Sur, en el desarrollo de productos innovadores y competitivos.

 

Sabemos a “ciencia cierta” que el trabajo que estamos desarrollando en un mediano plazo le traerá a la Región y al sector de los alimentos, importantes logros y por lo mismo, seguiremos creando condiciones para desarrollar investigación científica a tiempo, pues lo que se puede acumular en conocimiento, es lo que puede disminuir los impactos de cualquier cambio, de cualquier crisis y de cualquier pandemia.

 

Muchas gracias por darnos la oportunidad de seguir con nuestra misión de generar valor, salud y bienestar a la sociedad, a través de los alimentos.

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